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Los Dinamic Cambian de MansionDinamic
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En el piso veintinueve de la conocida Torre de Madrid, edificio que alberga las oficinas de importantes firmas españolas y extranjeras, acaba de abrir la suya una nueva empresa española dedicada a la comercialización de software. Su nombre Microdigital S.A.

En los actuales momentos son numerosas las empresas que se dedican en nuestro país a la distribución de software de importación, y de vez en cuando, surge alguna nueva. Sin embargo, Microdigital es diferente. Por un lado porque se dedica a la creación y distribución de software español, porque en lugar de importar exporta.

pero sobre todo, porque tras ese nombre de gran compañía está otro que nos resulta mucho más familiar, a todos los aficionados a la microinformá-tica. Nos estamos refiriendo a Dinamic, la casa de soft que ya hace dos años tenía ecos de mansión.

Para conocer mejor los proyectos de esta nueva empresa y sobre todo para charlar de la historia de Dinamic —cuya evolución a llevado a sus protagonistas de los estudios preuniversitarios a mantener relaciones comerciales en varios países europeos— hemos ido a visitarles y allí hemos conversado largo y tendido con Pablo, Víctor, Nacho, Jesús y Santiago, que nos contaron toda su historia.

DE LA MANSION AL RASCACIELOS

Pablo, Víctor y Nacho Ruiz, son tres hermanos que allá por 1984 alternaban sus obligaciones estudiantiles con una afición que entonces empezaba a difundirse: teclear sus propios programas. Los primeros pasos en programación los habían dado un año antes, como tantos otros, con el Sinclair ZX-81.

Para la primavera del 84, Víctor y Nacho ya habían desarrollado unos programas. Pero fue Pablo el que pensó que aquello era bueno y podía venderse.

Preguntaron cuánto costaba una página de publicidad en ZX, la única revista que existía por aquel entonces. Como estaban ahorrando para comprarse un QL disponían de unas 80.000 pesetas, que distribuyeron de la siguiente forma: 40.000 para insertar media página de publicidad; 17.000 para la impresión de carátulas; 11.000 para cintas, y el resto para sobres y sellos.

Dos años después se rien recordando aquellos días emocionantes. «Santiago había hecho un dibujo estupendo para la publicidad, y los demás contribuimos poniendo los letreros con Letrasset, lo hicimos todo la noche antes de entregarlo».

— Insertasteis la publicidad, y ¿qué pasó?

— «Pues que nos empezaron a llamar como locos. Recibíamos los pedidos y los mandábamos por correo. Lo hacíamos todo: grabábamos los programas uno a uno, pasándolos directamente desde el Spectrum al cassette. Por esto proclamábamos que nuestros programas tenían el mejor control de calidad, ya que eran comprobados uno a uno...»

Por las tardes copiaban los programas que tenían que mandar al día siguiente. «Lo malo fue cuando una tienda nos hizo el primer pedido importante, nos pasamos toda la noche en blanco».

Vendiendo los programas a 1.000 pesetas el éxito fue enorme. Como faltaban manos, Jesús dejó su trabajo en una compañía de seguros y se incorporó a la cadena de empaquetado y envío por correo.

Desde el primer momento Pablo había organizado la empresa de forma que Víctor y Nacho fueran los programadores, y Santiago hiciera los dibujos mientras él, actuaba como director.

— ¿Cómo trabajáis en los programas?

— A partir de una idea, es el programador, ya sea Víctor o Nacho, el que lleva la voz cantante. Los demás apuntamos ideas que el programador retoma o no. A veces hasta discutimos sobre la paternidad de la idea, pero siempre son ellos dos los que deciden lo que se incorpora o no.

El proceso es siempre más o menos el mismo. A alguien se le ocurre una idea y entonces se diseñan los gráficos y se «mapea» el juego. Como hay dos programadores hemos ido haciendo los juegos de dos en dos, y por eso más de una vez se ha adaptado a un programa alguna rutina, idea o personaje que en principio iba a ir en el otro juego».

En poco tiempo, el nombre de Di-namic fue extendiéndose hasta ser el fabricante más de entre los usuarios de Spectrum. Por cierto que acerca de esto hay que comentar por qué acuñaron el nombre de Mansión Dinamic. «El caso es que nos fijamos en que los ingleses incorporaban el término hou-se (casa) en muchos de sus nombres comerciales, y pensamos hacer lo mismo ya que sonaba bien. Pero «casa» no acababa de convencernos, y aunque barajamos otras posibilidades, como castillo o palacio, nos decidimos por lo de mansión».

Aunque el nombre puede parecer un tanto rimbombante, no deja de ser toda una declaración de intenciones que nos habla de la ilusión con que emprendieron su empresa, y de la que es un buen ejemplo la siguiente anécdota de lo que ellos llaman la «primera capitalización».

« Como al principio necesitábamos

dinero y no teníamos más que lo que iba llegando de la venta por correo, nos pusimos a pensar en la forma de conseguirlo y a Víctor se le ocurrió la idea de escribir un cuento y presentarlo a un premio literario». Dicho y hecho. Todos se pusieron a la obra y consiguieron ganar un premio de 100.000 pesetas. Sobran los comentarios.

LOS PRIMEROS COLABORADORES

Después del Saimazon y del Mapis Snatch hicieron Babaliba y Villaolimpic (los programas siempre aparecían de dos en dos) y las disponibilidades de la empresa fueron incrementándose y sus medios técnicos fueron perfeccionándose.

«El primer programa lo hicimos con el Spectrum conectado a un televisor en blanco y negro, y a un cassette; después compramos un microdrive pero utilizábamos el televisor en color de nuestros padres. No fue hasta hacer el Profanation cuando compramos una unidad de disco y un monitor en color».

Pero por otra parte la popularidad de Dinamic hizo que muchos programadores hasta ese momento «aficionados» les enviaran sus programas con la intención de comercializarlos, inidándose así una segunda etapa de la empresa en la que ésta comercializa el trabajo de Free Lances, es decir de personas que al trabajar como autónomos, no forman parte en sentido estricto de la empresa, pero venden un programa bajo su sello.

«El primero de ellos fue el Rocky. Cuando lo vimos nos gustó pero fue necesario hacerle bastantes modificaciones. Desde entonces el proceso se ha repetido varias veces. Vemos un programa y si nos parece bien comunicamos a sus autores los cambios que han de hacer. Si lo editamos les pagamos un tanto por ciento por cada copia vendida.

El sistema de colaboraciones ha progresado y ya son varios los programas y los programadores incorporados al sello Dinamic. West Bank, Sgrizan o Phantomas han sido producidos de esta forma.

«Estamos deseando que nos manden programas originales —nos decían. Queremos animar a todos los programadores a que así lo hagan. Lo más que les puede pasar es que reciban una carta animándoles a continuar hasta que adquieran el nivel necesario para que les firmemos un programa. Nuestro lema sería que alguien en alguna parte podría llegar a ser programador, y que más de uno se ha llevado una sorpresa...»

Cuando les preguntamos por las características personales que debería tener un buen programador provocamos una larga discusión, pues las opiniones eran diversas. Pero en resumen todos están de acuerdo en que más que una superinteligencia lo que hace falta es una enorme curiosidad y una paciencia inagotable para repasar, una vez tras otra, el programa en busca de errores, soluciones y mejoras. En cuanto a los medios, estiman que no es necesario tener ningún equipo especial —ellos lo demostraron en su momento— y nos cuentan que el Phantomas ha sido desarrollado sirviéndose su autor de un simple cassette.

De todas formas piensan que si el resultado es bueno, si un juego llega a los primeros puestos en las listas de ventas, cualquier esfuerzo tiene su compensación. «En este negocio hay muchas posibilidades, nosotros hemos empezado hace dos años, y aquí estamos. Cualquier programador de alto nivel viviría estupendamente haciendo dos o tres programas al año». Sólo con eso...

A la adaptación de programas para otras máquinas (Commodore, Amstrad, etc.) las consideran más fáciles que al desarrollo de programas originales, aunque son mucho más rutinarias, y aprovechan la ocasión para decirnos que «si hay programadores dispuestos a analizar versiones para otras máquinas, que nos digan su precio. A estos no les pagamos por copia sino que les compramos la versión con todos los derechos de explotación».

MICRODIGITAL S.A.

En sus nuevas oficinas, la mayor parte del espacio está reservada para los programadores. Allí se preparan

nuevos programas con distintas versiones para otros ordenadores. De hecho, además de con el inevitable PC los Sinclair se codean allí con los Amstrad y los Atari. La presencia de estas máquinas nos hace pensar en el futuro.

— ¿Cuáles son vuestros planes? —les preguntamos.

— En abril de este año hemos constituido entre seis socios Microdigital S.A., con el propósito de ofrecer una nueva imagen con vista al futuro, y una serie de acuerdos comerciales en distintos países europeos».

De hecho, bajo la firma Dinamic. hace más de un año que debutaron en el mercado internacional con el Saimazon y Babaliba. aunque no debieron ser buenos comienzos. «Los ingleses nos sacudieron según llegamos» —y se rien, pero nos comentan que entonces no les hizo tanta gracia. «El caso es que con aquello aprendimos. Y es que los acuerdos con otros pai-ses son muy difíciles. En realidad, se puede contratar lo que sea, pero a la hora de cobrar los royalties te encuentras con que no hay formas ni físicas ni legales de establecer controles. Así que no te queda otro remedio que fiarte».

Después del primer batacazo volvieron a insistir y, poco después, colocaron al Rocky en el número 2 de las listas inglesas. Actualmente están en tratos con diversas empresas en Francia, Alemania, Italia y Países Bajos, y esperan firmar un contrato con una casa norteamericana.

A parte de estos ambiciosos proyectos y en lo que respecta a nuestro mercado, están desarrollando dos nuevas líneas de juego. De un lado, lo que ellos denominan «megagames» que son una serie de programas en dos cintas y de los que comentan «tendrán efectos termonucleares». Por cierto, que uno de ellos basado en el conocido comic de Azpiri, Lorna y su robot, puede dar mucho que hablar...

El otro proyecto, del que ya están en el mercado algunos ejemplos es una nueva línea fabricada bajo la marca Future Stars. «Se trata de un nuevo sello para editar los juegos de programadores nobeles que pueden presentar así su primer trabajo, aunque su nivel no sea tan alto como el de un programa Dinamic, y a unos precios competitivos».

EL MERCADO DEL SOFTWARE

Para terminar, antes de despedirnos, quisimos saber cómo se ve el tema de la piratería desde su nueva empresa. Nada más plantearles la cuestión se produjo otro controvertido debate entre ellos, y es que este asunto tiene varios puntos de enfoque. No obstante, como además de vender los programas también los crean, nos comentaron que «muchas veces cuando terminas un programa estás hecho migas por el esfuerzo y sin embargo sabes que un día después ya te lo habrán copiado y lo estarán vendiendo por ahí sin que tú veas ni una peseta. Es como trabajar a sueldo y que a fin de mes venga alguien y se lleve un buen tanto por ciento de tu nómina, así como así. A esta gente habría que recordarle que están deshaciendo el trabajo y el esfuerzo de los demás». En cuanto a la cuestión del precio aseguran que es el qué es precisamente por culpa de la piratería. Sin embargo no consideran que bajar los precios en estos momentos sea un buen método para hacerla disminuir, pues por un lado los piratas siempre pueden vender más barato, y por otro —y como ellos mismos pudieron constatar al sacar dos programas a la vez pero a distinto precio— «en este mercado se vende mejor lo más caro porque lo barato es, al parecer, sospechoso de falta de calidad».

Después de haber charlado largo rato con ellos tenemos la certeza de que la confianza en el futuro es una de las características de estos jóvenes empresarios. Asomados a la terraza de su despacho, con la vista impresionante sobre Madrid que ofrece un piso ventinueve, nos habían comentado parafraseando a alguien «desde aquí se tiene razón». Y es que los chicos de Dinamic no pueden ocultar su orgullo por llegar a donde han llegado, y no nos estamos refiriendo a sus oficinas en el piso ventinueve.

IS#11

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L'Amstrad CPC est une machine 8 bits à base d'un Z80 à 4MHz. Le premier de la gamme fut le CPC 464 en 1984, équipé d'un lecteur de cassettes intégré il se plaçait en concurrent  du Commodore C64 beaucoup plus compliqué à utiliser et plus cher. Ce fut un réel succès et sorti cette même années le CPC 664 équipé d'un lecteur de disquettes trois pouces intégré. Sa vie fut de courte durée puisqu'en 1985 il fut remplacé par le CPC 6128 qui était plus compact, plus soigné et surtout qui avait 128Ko de RAM au lieu de 64Ko.