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Mundo Amstrad | Amstrad Sinclair Ocio |
Tras varios días de viaje llegué a mi objetivo y aterricé en el bosque, que allí formaba un claro. Todo había ocurrido según lo previsto, tal como me indicaba una parpadeante luz que surgía del panel de mandos. Me levanté y me dispuse a salir. Hacia el sur estaba la bodega de la nave, allí encontré una pistola y unos contenedores. Cogí la pistola y abriendo un cajón de uno de los contenedores descubrí un botiquín. Durante un minuto dudé si cogerlo o no y tras tirar una moneda al aire salió que si. La moneda cayó por una ranura y ya no supe más de ella. "Dita sea" -pensé- "mi última moneda". A pesar de ésto debía continuar. Por ello pulsé el botón que abre la compuerta. Salí de la nave y miré a mi alrededor. Me dirigí al sur, en donde el bosque comenzaba a espesarse. Pude ver que algo se movía al oeste y me acerqué hacía allí, entre unos matorrales vi moverse una manada de Zith que pastaban tranquilos. Entonces me acordé de la pistola que había recogido en la nave y probé si funcionaba apuntando a un Zith que destacaba por su enorme barriga y funcionó, abatiendo al anorme bicho que cayó al suelo mientras el resto huía despavoridos hacia todas direcciones. Me acerqué a él y le cogí a pesar de su peso. Volví al este con el Zith a cuestas y continué en esa dirección. Cuando no pude seguir, fui hacia el norte y me paré a descansar. Entre los susurros del viento y el correr de las hojas a mis pies, pude oír unos gruñidos hacia el este. Agarré mi Zith y sigilosamente me dirigía hacia allí, cuando ante mi vi aparecer, dos enormes Kryx que me miraban y se relamían al verme. Tiré el Zith al suelo para coger mi pistola, pero ellos le cogieron y corrieron por el bosque. Continué hacia el este y me encontré en un sendero. Al norte pude ver un pequeño poblado y me encaminé hacia él. El poblado estaba desierto, era Un poblado Ynnh'Arr. Pude distinguir una choza que sobresalía entre las demás por su amplitud. Entré y me encontré frente a un anciano herido en una pierna que me miraba con pena. Me enternecí tengo que reconocerlo, y me dispuse a curarle. Fue más sencillo de lo que creía y con sólo una venda el anciano sonrió y de la penumbra salieron los guerreros del poblado con caras amistosas. Orgulloso de mi mismo, volví al camino y me dirigí al este, por donde corría un caudaloso río. Entre la vegetación descubrí la canoa y me dispuse a subir, pero estaba sujeta a un árbol. Un Ynnh'Arr, al verme vino en mi ayuda y la desató poniéndola en la orilla. Subí a ella y la corriente me llevó a un lago. Remé hacia el oeste y salí de la canoa. Vi un templo al sur. Entré y vi un pedestal y una argolla. De pronto, al pie del pedestal vi un frasco y lo cogí. En su interior distinguí un líquido amarillo y pensé que era algún licor. Salí del templo y me dirigí a la canoa. Al volver al centro del lago, pude descubrir algo brillante en el fondo, me disponía a bajar al agua cuando vi que estaba plagado de peces carnívoros. De pronto me invadió una sed tremenda y destapé el frasco para beber un poco, pero el líquido cayó al agua y los peces se fueron. Salí de la canoa y buceando cogí una moneda. Remé hacia el norte y subí al muelle. Allí había un Ynnh'Arr que señalaba un letrero ilegible. Pensé que era un pobre y le di la moneda, por lo que me dejó pasar. Fui hacia el este y me encontré con un guardia. Este me pidió no se qué, pues no le entendí y me cortaba el paso. Tomé mi pistola y se la entregué creyendo que me había descubierto y que me llevaría a prisión, pero me dejó pasar y me encaminé a la ciudad.
II PARTE (CLAVE: REBECA) Estaba en una transitada calle, fui hacia el norte hasta la prisión y me dirigí al este, en donde había una peletería. Entré y le entregué al dueño el disco. Este me explicó mi misión: debía coger un dossier cuya clave era ONIX, que estaba en la prisión. Así que debía entrar allí y cogerle. Luego me echó de la peletería. Tenía la boca reseca por lo que me dirigí hacia el oeste hasta el callejón y luego al sur, donde estaba el bar. Al entrar vi ante mí a las razas más dispares y extrañas. Un humano borracho me miraba, me acerqué a él y me dijo "no grites en el tempo, si lo haces te llevarán a la cárcel". ¡Justo lo que necesitaba! Salí del bar y me encaminé hacia éste hasta que me encontré en la puerta del templo. Entré y grité con todas mis fuerzas. Mi celda era pequeña, en el suelo había un jarro y un sucio colchón. Me tumbé y descubrí que en él había algo, una pistola de agujas. Intenté beber del jarro pero estaba vacío, le tiré con rabia y se rompió, descubriendo entre los pedazos una afilada aguja. Con ella cargué la pistola y esperé a ver qué pasaba. De pronto la puerta se abrió. Salí y no vi a nadie. Fui al este y un guardia me vio, pero de un disparo le liquidé y mirando en sus bolsillos descubrí un papel con números y letras. Me dirigí al oeste y entré en un ascensor. Pulsé el botón BB y salí. Vi ante mí un ordenador que me pedía una clave. Tecleé THX1138 y el ordenador me pidió la clave del documento. Tecleé ONIX y de la impresora surgió el dossier. Entré en el ascensor y pulsé AA, salí y me encontré con un robot que pedía un código de acceso. En un teclado que había tecleé TMA 1 y pude pasar. Fui al oeste y cogí una palanqueta y una linterna. Volví al este, bajé por una escalera y me encontré en una bodega, en el suelo había una tapa de alcantarilla, la abrí y bajé por ella, luego fui hacia el sur y hacia el oeste. En el techo vi una especie de volante, lo apreté, me respondió con un click, lo giré y subí al exterior. Me encontraba en el callejón. Ahora debía llamar al teléfono 10 11 85, necesitaba una moneda para llamar, por lo que fui al este hasta la peletería. Bajé al sur y me puse a pedir en el templo, un bicho raro me dio una moneda, agradecido me apoderé de ella. Seguí hacia el sur, entré en una cabina, metí la moneda y marqué el número. El suelo cedió y caí en un pasadizo subterráneo, fui al este y allí me esperaban los rebeldes que me felicitaron fervorosamente. Tres días después disfrutaba en mi mansión contando mi dinero, cuando llamaron a la puerta. Al abrir me quedé horrorizado y empecé a temblar, mientras el sonriente inspector de Hacienda pasaba a mi casa. L.J. García, Mundo Amstrad |
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Page créée en 860 millisecondes et consultée 3676 fois L'Amstrad CPC est une machine 8 bits à base d'un Z80 à 4MHz. Le premier de la gamme fut le CPC 464 en 1984, équipé d'un lecteur de cassettes intégré il se plaçait en concurrent du Commodore C64 beaucoup plus compliqué à utiliser et plus cher. Ce fut un réel succès et sorti cette même années le CPC 664 équipé d'un lecteur de disquettes trois pouces intégré. Sa vie fut de courte durée puisqu'en 1985 il fut remplacé par le CPC 6128 qui était plus compact, plus soigné et surtout qui avait 128Ko de RAM au lieu de 64Ko. |
