Nos escapamos de permanecer inmóviles en el hiperespacio para siempre por un pelo, la energía que quedaba en los generadores Marsten apenas bastó para saltar al sistema estelar más cercano con un sol tipo G. Como esperábamos, descubrimos un planeta que, debido a su excéntrica órbita alrededor del Sol doble de aquel sistema, poseía claros indicios de Dilithium, el combustible del que ahora dependían nuestras vidas, pues sin él el retorno a la Tierra a velocidad sublumínica tomaría aproximadamente 15.000 años. El aterrizaje fue brusco, pero sobrevivimos y fuimos a por el Dilithium a las cavernas donde nuestros sensores lo detectaron. A sus habitantes, porque tenía habitantes, no parecía importarles demasiado que cogiéramos algunos cristales, siempre y cuando no chocáramos con ellos o nos interpusiéramos en su camino; si lo hacíamos, era la muerte. No sé si lo conseguiremos. AMSTRAD SEMANAL n°5 |